Pat Ogden: “Nuestro cuerpo refleja nuestra historia”
La doctora Pat Ogden, pionera en Psicología Somática, fue la protagonista de la séptima conferencia del ciclo de Medicina del estilo de vida, titulada Psicología somática recursos para manejar trauma y estrés, ya disponible en la plataforma de Nirakara. Acompañada por Silvia Fernández, Gustavo G. Diez y Nazareth Castellanos, los tres expertos e investigadores de Nirakara Lab, conversaron sobre cómo la atención plena y la consciencia corporal resultan de vital importancia desde un enfoque somático y cognitivo para el tratamiento del trastorno de estrés postraumático y de los trastornos de apego.
Pat Ogden profundizó en la escisión mente-cuerpo que se vive en Occidente y en lo que ella llama "mindfulness relacional". También expuso tres casos para ejemplificar cómo trabaja con la terapia sensoriomotriz y su poder para sanar grandes traumas: una trabajadora del sexo violada desde su niñez, un hombre muy maltratado en su infancia por sus padres y una pareja donde ella fue abusada por él mientras estaba borracha.
Silvia Fernández comenzó la entrevista destacando su figura internacional por su trabajo innovador en la importancia del cuerpo a través de la Psicoterapia Sensoriomotriz™, creada por la Dra. Pat Ogden, que se define como un modelo de intervención que aúna la psicología somática y la psicoterapia, basado en la neurobiología interpersonal, la neurociencia y la investigación sobre trauma y apego.
Tras esta breve presentación, Silvia quiso comenzar con una pregunta muy simple para quienes no conocen esta terapia: ¿En qué consiste?
Pat Ogden: Muchísimas gracias por haberme invitado. Es un honor y un placer estar ahora en conexión con personas de diferentes partes del mundo gracias a vuestra organización.
Cuando hablamos de la psicoterapia sensoriomotora o sensoriomotriz de manera sencilla, hay que decir que nuestro cuerpo reacciona y refleja toda nuestra historia. Es decir, si hemos crecido con mucho trauma, nuestro cuerpo probablemente vivirá en una situación de miedo, y si hemos crecido en un contexto en el que hemos tenido que asegurarnos de no mostrarnos, de no aparecer ya sea por una cuestión de imposición sociocultural o por algo endémico o alguna cuestión interna de la familia, quizá nos escondamos o nos ocultemos. Y si hemos crecido en un lugar donde nos hemos tenido que volver agresivos para protegernos quizás nos movamos con agresividad.
Por tanto, los hábitos de nuestro cuerpo y de nuestro sistema nervioso van a reflejar y a sostener todas estas historias y todos estos traumas pero también nuestros recursos y nuestros logros, nuestras fortalezas.
En este sentido, si tenemos confianza quizá movamos nuestro cuerpo de una manera que sea plena, de una manera que sea expresiva. Mientras que si no tenemos confianza puede que nos colapsemos, o que tengamos la columna más doblada. Así vemos cómo el trauma, el apego o los temas relacionales transportan esta historia en nuestros cuerpos, ya sea de dominación u opresión, o de cualquier otra situación. Es decir, nuestros cuerpos llevan nuestra historia, convirtiéndose en una vía para el cambio porque si alguien tiene un trauma y va encogido con su miedo o con su terror, realmente no va a remitir hasta que el cuerpo pueda soltarlo, pueda dejarlo ir.
Así que una descripción muy básica es que queremos ayudar a que las personas descubran estos hábitos y vean cómo trabajarlos para mejorar su vida.
Silvia Fernández: He visto que has hecho movimientos con tu cuerpo para reflejar cómo el cuerpo refleja ciertas cosas. ¿A qué prestas atención cuando estás con una persona en frente? ¿Qué señales rastreas en el cuerpo?
Pat Ogden: Es una cuestión muy personal, pero lo que quiero ver es cómo esta persona vive en su cuerpo y cómo los patrones se activan cuando hablan de determinado contenido. Por ejemplo, puede que venga un cliente y que hable de que hace 20 años fue violada y el cuerpo empieza a retirarse, a caer hacia atrás. Entonces observo cómo el cuerpo lleva esta historia pero también observo sus movimientos, cómo hay movimientos que comienzan pero no se ejecuten del todo.
Muchas veces con el trauma las personas no tienen otra opción que congelarse, quedarse inmóviles, pero el cuerpo muestra pequeños movimientos, como por ejemplo un poco de tensión en el puño de la mano o levantar los dedos... Esto indica que hay una respuesta instintiva que el cuerpo quiere hacer, quiere responder pero quizás no fue efectivo en ese otro momento.
Por tanto, con el trauma buscamos este tipo de señales, este tipo de defensas instintivas del cuerpo. Esto ayuda a que la persona pueda encarnarlo; no es una cuestión que está en la cabeza, en la mente. Cuando una persona habla acerca de un trauma del pasado, lo vive en ese instante porque el cuerpo recuerda y - de manera instintiva - hace un movimiento, como levantar las manos. Y ese movimiento refleja como si la persona se hubiera querido defender. Es un recuerdo, que hubiera sido maravilloso si ese movimiento se hubiera podido ejecutar. Por ejemplo, en el caso de empujar se trata de expandir esos recursos que tiene el cuerpo.
Silvia Fernández: Y esa es la diferencia con terapias antiguas para tratar el trauma que eran verbales y cognitivas mientras que este enfoque vuelve al cuerpo.
Pat Ogden: Sí, de hecho así es. Cuando estamos viviendo algo traumático, nuestro cuerpo responde instintivamente siete veces más rápido de lo que lo hace nuestro lóbulo frontal. Por ejemplo, si te estás cayendo por la escalera vas a buscar la barandilla sin ni siquiera pensar en ello. Es una respuesta instintiva. Así que queremos enfocar el trauma a ese nivel, no tanto a través de la mente pensante, si no que queremos acceder a estos instintos ancestrales, de manera que puedan desarrollar más flexibilidad.
Silvia Fernández: Siendo el cuerpo tan importante, como muestra tu trabajo, ¿por qué crees que en la cultura occidental, hemos ignorado tanto el cuerpo?, ¿cómo hemos llegado a este punto de olvidarnos del cuerpo?
Pat Ogden: Efectivamente, la cultura europea occidental no tiene en cuenta el cuerpo, pero esto no pasa en todas las culturas. De hecho, en las indígenas no pasa. Las personas de culturas nativas han desarrollado a lo largo de los siglos formas de sanarse a través del cuerpo que son verdaderamente efectivas. En cambio, en la nuestra hay una división entre mente y cuerpo. Observamos el cuerpo de una manera diferente y no se integra; parece que la mente es mucho más. Por lo tanto, estamos empezando a reclamar la importancia del cuerpo pero tenemos mucho que aprender. Y si piensas por ejemplo en los niños… muchas veces recuerdo cuando estaba en primer curso en ese pupitre sin casi poder movernos, cuando lo que un niño quiere es salir, ir al patio y trepar a los árboles. Creo que incluso ya a esa edad, comenzamos a negar el cuerpo.
Y, también, muchas de las actitudes hacia el cuerpo al final acaban socavando su importancia, como que el cuerpo es sucio o que se tiene que controlar, en lugar de cuidarlo. De alguna manera todos estos mensajes tenemos que desaprenderlos.
Silvia Fernández: ¿Cómo viviendo en esta cultura seremos capaces de volver a aprender la sabiduría del cuerpo?
Pat Ogden: Creo que es un proceso que está en curso. En mi caso que crecí en midwestern, en el campo, la naturaleza era mi recurso. Yo estaba constantemente en el exterior… Y soy bastante alta, entonces mi madre que era artista, me apuntó a los siete años a clases de danza. Todavía recuerdo a mi profesora que me hablaba del equilibrio del cuerpo, de la armonía, ese alineamiento del cuerpo, ese equilibrio de los bailarines y bailarinas… y cuando era pequeña lo sentía tan agradable, tan bueno. Así que crecí de esa forma y luego descubrí el yoga en los años 70. También enseñé yoga y baile y danza en un hospital psiquiátrico. Siempre me interesó mucho ver cómo los pacientes que asistían a estas clases parecía que mejoraban. Así fue un mi entrada en este mundo.
Nuestro cuerpo está tan condicionado, tan fuera de nosotros, que tenemos que tener la intención consciente de escucharle. Yo he visto con mis clientes, que una vez que empiezan a experimentar está conexión entre cómo están viviendo su cuerpo y su estado mental, su estado de ánimo, sus emociones, ahí es cuando de verdad se motivan porque aprenden que las diferentes posturas respaldan diferentes emociones.
Si estás en una postura de tensión, puedes imaginar la emoción que la respalda. Probablemente es la ira, incluso mi voz cambia automáticamente. En cambio, si me pongo en una postura caída, encorvada, lo que respalda es la tristeza, el duelo. Así que observamos las emociones y los patrones que generamos desde la infancia y cómo viven en nuestro cuerpo. El cliente empieza a experimentar una diferencia en su bienestar; empieza a acceder a la sabiduría del cuerpo, y su cuerpo empieza a cambiar los patrones.
Silvia Fernández: ¿Te importaría contarnos algunos ejemplos sobre cómo observas las señales en el cuerpo cuando estás con un cliente?
Pat Ogden: Realmente hay tantas cosas… Me acuerdo de una situación muy dramática. Se trata de una mujer con treinta y tantos casi cuarenta años trabajadora del sexo. Ella no podía recordar ni cuándo ni a qué edad fue abusada sexualmente por primera vez cuando era pequeña. Me dijo que fue violada más veces de las que podía recordar. Y ya no le importaba si se moría o si la arrollaba un autobús; no le importaba porque su vida era horrible. Mientras hablaba su cuerpo estaba muy tenso, pero de vez en cuando se levantaban un poco los dedos de las manos. Ella decía que nunca se había defendido porque solamente habría hecho que el trauma hubiera empeorado pero su cuerpo de alguna manera demostraba que ella sí que quería defenderse.
Así que yo simplemente tomé una almohada y le dije, ¿tú sientes tus dedos cuando se levantan al hablar de esto? Y dijo sí. Entonces cogió la almohada y le dije: prueba a ver qué es lo que quieren hacer tus dedos y ella empezó a empujar.
Fue verdaderamente tremendo, traumático y muy dramático, porque este impulso de defenderse se activó en ella, se encendió. Y dijo que había sido una sensación muy poderosa, muy potente haber sentido el empujar, el rechazar y cómo hubiera sido si ella hubiera podido rechazar a sus perpetradores, a sus atacadores, que no hizo en su momento porque habría empeorado aún más las cosas. Pero lo que más me conmovió con ella es lo que dijo: “Esto me da esperanza”.Este es el poder de cambiar un hábito de procedimiento en el cuerpo. Ella había perdido la esperanza porque no se había visto capaz de protegerse, pero su cuerpo cuando llegó a esa acción lo quería hacer una y otra vez, una y otra vez, lo que le daba esperanza para el futuro.
Eso es lo que sienten las personas porque el cuerpo cambia y lo están corporeizando. Tienen en su cuerpo una posibilidad diferente para el futuro cuando integran un movimiento que habían abandonado, porque en ese momento no era efectivo. Este es un ejemplo verdaderamente conmovedor, que todavía lo sigue siendo cuando hablo de ello.
Silvia Fernández: Gracias Pat. Es muy útil ir a ejemplos concretos para entender el enfoque. ¿Te importaría compartir otros de algún cliente que te haya impactado?
Pat Ogden: Si, déjame ver, hay tantos realmente… Estoy pensando en un hombre, que su mujer le envío a terapia. Ella decía que si él no podía estar disponible emocionalmente para ella se iba a divorciar y esto le motivó para entrar en terapia.
Si pensamos en las relaciones en términos del cuerpo, una manera de verlas es lo que llamo acciones de buscar proximidad. Los novios lo hacen; los bebés también buscan estar cerca de sus cuidadoras, acercan los brazos, buscan el contacto o alargan los brazos porque quieren que se les coja y se mueven hacia delante.
Entonces sigamos con esta idea de acercar los brazos, estas acciones de búsqueda de proximidad, el cómo mueves los brazos hacia delante, hacia atrás, los llevas hasta la mitad o te vas de verdad con mucho impulso hacia delante, o llevas los brazos hacia delante pero tú vas hacia atrás al mismo tiempo… Todos estos hábitos dicen algo acerca de nuestra historia relacional y a este hombre yo le pedí que se estirara de alguna manera, que buscara…
Pero esta persona tenía problemas con la conexión emocional, yo aún no conocía su historia. Él estiraba totalmente el brazo con rigidez mientras su cuerpo se iba hacia atrás al mismo tiempo que sus brazos se subían. Y él decía, pero ¿por qué voy a acercar los brazos si nadie me ha ayudado nunca?, ¿por qué voy a pedir ayuda? Y esto es un microcosmo de sus relaciones. Luego ya supe que su padre era un abusador y su madre nunca le protegió. Él se había rendido; había abandonado la idea de pedir, de acercarse a una persona con la mano abierta o con la expectativa de que alguien pudiera responderle de la manera que él necesitaba.
Así que piensa en ese niño pequeño que tiene que aprender a acercarse a otros, a pedir, pero que sus cuidadores le han abusado si ha buscado proximidad, le han maltratado. Es muy fuerte emocionalmente.
Con la terapia, a medida que él fue experimentando con la idea de acercarse a otros, comenzaron a salir todas esas emociones de cuando él era un niño pequeño que había sido tan maltratado. Trabajamos mucho con las emociones, con los recuerdos… De hecho, él no recordaba haberse acercado a nadie pidiendo ayuda, pero probablemente lo hubiera hecho porque es instintivo en los niños, así que sabemos que eso estaba ahí.
Y esta es una de las bellezas del cuerpo, que podemos trabajar con recuerdos implícitos. La memoria implícita que no es consciente porque el cuerpo también refleja eso. Y con él fue un proceso muy potente, muchas sesiones, muchos meses de sanación de esos traumas del pasado, hasta que él pudo acercarse con el corazón abierto, y de verdad establecer una conexión.
Silvia Fernández: Para conocer bien el enfoque, sería genial si pudieras traer un tercer ejemplo.
Pat Ogden: Estaba pensando en una pareja, una mujer y un hombre. El hombre había tenido sexo con la mujer cuando ella estaba borracha y no se podía proteger. Para ella fue muy horrible porque lo consideró una violación. Pero bueno ni él ni ella querían dejar la relación.
Cuando hicimos este trabajo, se dio una dinámica en la que se veía la orientación patriarcal de que un hombre puede acceder al cuerpo de una mujer, pues el hombre había tenido acceso al cuerpo de la mujer desde hace siglos sin ningún tipo de problema. Aquí en Estados Unidos y en todas las partes en el mundo, si tú eres una mujer de color y has vivido abusos o violaciones esto todavía es más intenso.
Uno de los ejercicios en terapia que hicimos fue corporal. Cogimos una cuerda, uno estaba en un extremo y el otro en el otro extremo y experimentaban con tirar. El tiraba de una manera muy agresiva, era como tengo derecho, es mi novia; podías oír estos siglos de patriarcado porque así es como lo habían socializado. Y a ella la habían socializado para rendirse, no para responder, no para decir NO, sino para resignarse.
Así que este ejercicio tan simple de tirar de la cuerda con cada uno de ellos en uno de los extremos, acabó evolucionando hasta un punto en el que él podía responder a lo que ella necesitaba, si ella quería acercarse o no, y después de bastante tiempo fueron capaces de hacer este baile, esta danza juntos. Él se sintió más conectado, más blando, más tierno y empezó a reconocer todo su propio condicionamiento. Todos tenemos un cuerpo, y a donde vayas tu cuerpo va contigo en esta vida. Así que siempre puedes trabajar con el cuerpo y no importa cuál es el problema, siempre hay una forma de trabajar con el cuerpo para ayudar a enfocar ese problema.
Silvia Fernández: Muchísimas gracias Pat por ser tan generosa compartiendo estos ejemplos de tu trabajo. También me gustaría preguntarte por esta idea del “Mindfulness relacional”. ¿Puedes explicar cómo lo integras, a qué te refieres con esto?
Pat Ogden: En primer lugar me gustaría exponer que mindfulness es muy apropiado para esta cultura occidental y también para las tradiciones hindúes y orientales, pero también para nosotros. La forma en que yo utilizo la “atención plena” o “mindfulness” tiene que ver con ser consciente del momento presente de lo que está pasando dentro.
En los años 70 cuando yo conocí a Ron Kurtz, él era un terapeuta corporal interesantísimo, maravilloso, muy interesado en el cuerpo, y él decía que tú puedes estar hablando, hablando, hablando y hablando pero llega un momento en el que uno quiere ir por debajo de ese tanto hablar y ver cómo la persona está organizada internamente. Ahí es donde entra mindfulness, porque este trabajo no tiene que ver solamente con hablar, sino que tiene que ver también con la autoconciencia.
Hay muchas prácticas de mindfulness pero en la psicoterapia sensoriomotriz yo lo llamo mindfulness relacional, interrelacionado, incrustado, incorporado, porque el terapeuta está esperando que el cliente sea consciente de lo que está ocurriendo por dentro.
Por ejemplo si yo le pido a cliente que levante el brazo, se trata de saber qué pasa dentro de ti cuando lo haces, y qué pasa en tu cuerpo y en tus emociones. Esa conciencia del momento presente, donde tengo el pensamiento ¿por qué voy a estirar el brazo si nadie me va ayudar? Esto es atención plena, pero es relacional, porque el cliente está compartiendo el fruto, el resultado de su atención plena con el terapeuta, lo que es muy diferente a tener una conversación simplemente.
En la psicoterapia sensoriomotriz a mí lo que me interesa es cómo la persona organiza la experiencia dentro de sí, cuando piensa en su infancia, cuando piensa en su país siendo colonizado, o en el tema que sea que está trabajando, ¿Qué pasa dentro? ¿Qué pasa dentro cuando hablamos de esto? ¿Qué pasa dentro cuando pensamos en ello? Es la Organización de la experiencia y esto es lo que genera el contenido en nuestra vida.
Ron solía decir que hay dos cosas importantes: una es la que nos pasa y con mucha frecuencia no lo podemos controlar, pero la otra es qué hacemos con eso por dentro; cómo respondemos dentro de nosotros a lo que nos ocurre. Y es con esa segunda opción con la que podemos trabajar: cuál es nuestra respuesta, qué pasa en tus pensamientos, qué pasa en tu cuerpo, qué pasa en tus emociones, qué pasa dentro… Esta es la experiencia organizacional, y mindfulness es realmente la herramienta para descubrirlo, para descubrir esa organización dentro de ti y sanarla.
Silvia Fernández: Muchísimas gracias Pat, me quedaría muchísimo más tiempo haciéndote preguntas pero Gustavo y Nazaret están deseando continuar…Cerramos esta entrevista en el minuto 31 de la videoconferencia, por una cuestión de espacio. Sin embargo, Nazareth Castellanos y Gustavo G. Diez continuaron la conversación con preguntas enfocadas desde la neurociencia, asimismo, de gran interés. ¡¡¡No te las pierdas, ni te pierdas el turno de preguntas!!! La doctora Ogden trató de dar respuesta a cómo trabajar con el dolor de espalda, la ansiedad o los traumas preverbales, entre otras cuestiones.
"La sabiduría está en nuestro propio cuerpo y es la persona quien la descubre desde dentro, aflora la inteligencia del cuerpo, que me habla y puedo aprender de mí misma. Es precioso ayudar a las personas a reconectar con su cuerpo".
A principios de la década de 1970, mientras trabajaba como técnica y profesora de yoga/danza en un hospitalPat-Ogden_2021-400x400px psiquiátrico de estancias cortas, Pat Ogden se interesó en la correlación entre la desconexión de sus clientes de sus cuerpos, sus patrones físicos y sus problemas psicológicos. Antes de que el Diagnóstico del Trastorno de Estrés Postraumático se incluyera en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM), la Dra. Ogden reconoció de primera mano la forma en que muchos de sus pacientes estaban a merced de revivir el pasado, y que los métodos de tratamiento actuales solo parecían desencadenar recordatorios traumáticos. Reconociendo el vínculo entre el cuerpo y los problemas psicológicos, comenzó a formar los cimientos de Sensorimotor Psychotherapy® al unir la terapia somática y la psicoterapia en un método integral para curar esta desconexión entre el cuerpo y la mente. En 1981, después de cofundar el Hakomi Institute, inaugurado por Ron Kurtz, la Dra. Ogden fundó su propia escuela, una rama del Hakomi Institute, cuyo nombre actual es el Sensorimotor Psychotherapy Institute (SPI).
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Escrito por Lola Salado
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