Catherine I. Andreu y Carlos García-Rubio, junto a otros autores, acaban de publicar un artículo fantástico, que muestra cómo la práctica de mindfulness mejora las bases cerebrales del control inhibitorio en niños, pero además les contaré cosas que no aparecen en el artículo, ya que fui testigo de la epopeya. Los conozco desde hace años, Cathy es doctora en Neurociencias e investigadora actualmente en la Universidad de Valencia, y Carlos es doctor en Psicología Clínica y de la Salud y miembro de Nirakara Lab y del Equipo de Estrés y Salud de la Universidad Autónoma de Madrid. Ambos son expertos en la aplicación de mindfulness en entornos educativos, y ambos presentaron una propuesta al Instituto Mind and Life Europe, que les otorgó financiación para un proyecto de investigación, a través de sus prestigiosos premios Varela.
Su objetivo era evaluar si el entrenamiento basado en mindfulness podía realmente entrenar el cerebro de los niños. Para ello, realizaron su investigación en un barrio económicamente desfavorecido en Chile. Lanzar un proyecto de esta magnitud con recursos limitados es un esfuerzo titánico. Muchos investigadores en países hispanos también están económicamente desfavorecidos, lo que hace que el logro sea aún más destacable. Su estudio no solo demuestra que es posible entrenar las facultades cerebrales de los niños, sino que también ofrece inspiración y esperanza a otros científicos. Se pueden lograr cosas extraordinarias con recursos limitados.
El control inhibitorio, parte esencial de las funciones ejecutivas, es la capacidad de controlar nuestras acciones, pensamientos y emociones para responder de manera deliberada y no impulsiva a diferentes situaciones. Esta habilidad es fundamental para el desarrollo saludable de los niños y su bienestar emocional.
Investigación con niños de 9 a 11 años
Investigaron el impacto de una intervención basada en mindfulness en niños de cuarto y quinto de primaria (9-11 años). Los niños fueron divididos aleatoriamente en dos grupos: uno que recibió un programa basado en mindfulness diseñado específicamente para su aplicación en el aula, el programa Crecer Respirando, y otro, un grupo de control activo que recibió un programa de habilidades sociales.
Para medir el control inhibitorio, utilizaron una tarea llamada Go/Nogo, en la que los niños deben responder rápidamente a ciertos estímulos (Go) e inhibir su respuesta ante otros estímulos (Nogo). Además, se evaluaron las funciones ejecutivas mediante cuestionarios completados por los profesores y los propios alumnos.
Los resultados del estudio mostraron que los niños que recibieron la intervención de mindfulness experimentaron mejoras en sus funciones ejecutivas y en la amplitud P3 del electroencefalograma (EEG), que se asocia a un control inhibitorio exitoso, en comparación con el grupo de control.
La amplitud P3 es un indicador neural que refleja el proceso de inhibición de la respuesta en la tarea Go/Nogo, y un aumento en la amplitud P3 sugiere una mejora en la capacidad de inhibición de los niños que participaron en la intervención basada en mindfulness.
La investigación realizada por Carlos y Cathy ha arrojado luz sobre cómo la práctica del mindfulness puede fomentar el desarrollo del control inhibitorio en niños, un aspecto fundamental para el éxito en la vida y el bienestar emocional. Pero lo más sorprendente es que llevaron a cabo su estudio en colegios ubicados en poblaciones vulnerables, lo que indica que el mindfulness también puede ser una herramienta valiosa para mejorar el desarrollo socioemocional y la salud mental en contextos desfavorecidos.
Mindfulness y escuela
El entrenamiento en mindfulness puede ser impartido a gran escala y es perfectamente adaptable al currículum escolar. De hecho, su inclusión en el currículum de las escuelas podría favorecer el desarrollo de habilidades cognitivas vitales para el futuro de los niños.
Si queremos preparar a nuestros jóvenes para un mundo en constante cambio y desafío, debemos enseñarles a cultivar su atención, su capacidad para estar presentes y su capacidad para concentrarse en lo que realmente importa. En un mundo cada vez más distraído y desconectado, el entrenamiento en mindfulness puede ser la clave para desarrollar la resiliencia mental y emocional que necesitamos para prosperar.
En este video se puede ver el trabajo realizado, con los testimonios de los niños de la investigación: