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Identificación, ceguera cognitiva: Ideas para hacerla consciente

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gustavo diez
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Una persona del Madrid estará muy identificada con los valores, la historia y los colores del club. Una cuestión que, por otro lado, es accidental. Si hubiera nacido en Manchester, probablemente, sería del equipo local. Y pasa lo mismo con nuestra orientación política, inclinaciones, gustos, opiniones y puntos de vista. Nos identificamos con muchas cosas sin pensar conscientemente sobre otras posibilidades. La identificación tiene una doble fuerza. Por un lado, nos hace creer que nuestro pensamiento es real y "completo", y, por otro, nos "ciega" cognitivamente: nos impide ver otras alternativas. 

Si la identificación es muy rígida, perderemos la claridad. Perdemos la perspectiva sobre otras muchas posibilidades. Así pues, a más centramiento, a más identificación, mayor peligro de caer en una visión sesgada en cualquier asunto. 

Las prácticas de mindfulness son un campo de experimentación útil para detectar el fenómeno de la identificación y desarrollar las bases neuronales de la desidentificación. La desidentificación es un proceso complejo de describir. Pongamos por caso que estás observando tu respiración. Emerge sin previo aviso el recuerdo de una conversación muy desagradable que tuviste con tu hijo. Tu memoria de trabajo sucumbirá a esta nueva información, que evidentemente es más interesante desde el punto de vista de la supervivencia. El cerebro está atraído por la amenaza. Si no fuera así, no hubiéramos sobrevivido como especie. En el momento que te das cuenta de que estabas pensando vuelves a la respiración. Ese "volver a la respiración" involucra un proceso extraordinariamente profundo, en el que la atención se desengancha, con la consiguiente regulación emocional detecta de nuevo la respiración, y engancha de nuevo. Cuanto más realices este ejercicio, más fácil te será hacerlo. No solo en la práctica de meditación sentada.

Nos identificamos con las ideas, esto no se puede elegir. Lo que sí podemos hacer es ser más flexibles. Tener la capacidad de poner en paréntesis nuestros sesgos para poder ver más allá de ellos. Sería una mirada amplia, una mirada de campo, en contraposición a estar autocentrados en la toma de decisiones. 

No es fácil comprenderse a uno mismo, no siempre tenemos la capacidad de ver con nitidez. Además, hay muchas reacciones emocionales y cognitivas que se superponen. Sobre todo, en las situaciones difíciles. En cierto sentido, estamos guiados por una mecánica que repite patrones. Como sabemos, los comportamientos automáticos y reactivos son altamente eficaces cerebralmente, suponen un gasto energético menor que los procesos reflexivos. Pero son muy inflexibles y, a veces, no son eficientes desde el punto de vista de la adaptación.

Los patrones de comportamiento automático requieren, para su extinción, altas dosis de consciencia y la subsiguiente generación de otro patrón más adaptativo. En el caso de un hábito objetivo, como comer en exceso, resulta más evidente el feedback. Notamos en la hinchazón de nuestro vientre el día que nos hemos pasado de la raya. Sin embargo, los patrones emocionales y de pensamiento pasan más desapercibidos. Guardamos en nuestro software narrativas y diálogos internos que repetimos sin darnos cuenta. Nos parecen naturales.


Alguna reflexión sobre reflexionar


¿Cómo llevar a la acción esta forma de pensar más consciente? Por un lado, quienes saben mindfulness pueden aplicar la práctica de la reflexión que se aprende con los problemas cotidianos. Por otro lado, escribe. La escritura es imbatible. No es común utilizar la escritura para pensar, pues más bien la utilizamos para comunicarnos. Tenemos además ciertos miedos con la escritura. Una tendencia es juzgar negativamente el primer resultado de un texto. Me tranquilizó aquello que decía Hemingway: "The first draft of anything is shit" (el primer borrador de cualquier cosa es una mierda). 

Cuando tengas una disyuntiva, prueba a bajar tu pensamiento al papel o la pantalla. Escribe, sin tener en cuenta la gramática u ortografía, o el nivel de tus ideas. Escribe lo que escuchas y escucha lo que escribes. Acuérdate de Hemingway y relájate en el proceso. Describe todos los elementos que están presentes en el problema. 

Para resolver un problema complejo de física cuántica es necesario dibujar con precisión los elementos fundamentales del problema. El propio Feynman se hizo famoso por sus diagramas, que no son más que una representación gráfica de las trayectorias de las partículas en un problema de colisión.

Necesitamos proyectar nuestros pensamientos para poder reflexionar sobre ellos. Cuanto más efectivos sean los métodos para proyectar el pensamiento, más fácil será desarrollar el pensamiento. Comenzamos por dibujar en las paredes de las cuevas. Inventamos el lenguaje escrito y los números, elementos con los que el progreso tecnológico y de pensamiento han ascendido a límites, que no se podría imaginar aquel pintor antiguo, que imaginaba su próxima presa, en el interior de una cueva, en algún lugar de lo que hoy es Burgos.

Tal aproximación al pensamiento genera gradualmente mayor autonomía. El pensamiento crítico es confrontar ideas. Llegar a conclusiones por ese proceso. Como sostenía Kant, la autonomía es una combinación de libertad y responsabilidad.

Escrito por Gustavo Diez

Director del Instituto Nirakara,
Físico Teórico (UAM). Máster en Neurociencia (UAB). Máster en Inteligencia Artificial (UPM). TDI en el Centro de Mindfulness de la Universidad de Massachusetts. Codirector del MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction) de la Universidad Complutense de Madrid y Codirector del Máster en Mindfulness en Contextos de Salud de la UCM. Investigador y profesor de Intervenciones basadas en Mindfulness.

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