Jun 28 / Emiliano Bruner

Las raíces evolutivas del sufrimiento humano con Emiliano Bruner

La maldición del hombre mono

El único principio de criba de la selección natural es el éxito reproductivo. No hay otro. Todo rasgo que aumenta el éxito reproductivo tenderá, a lo largo de la historia natural, a aumentar su frecuencia, y lo que lo disminuye, al revés, irá desapareciendo. La criba no es lineal ni sencilla, porque el proceso sufre la influencia de muchos factores. Pero al final el programa que llevamos dentro es el resultado de aquel único criterio. El bienestar individual, desde luego, no es una prioridad para la evolución. Y tal vez puede que incluso sea contraproducente: el ser simios agresivos, emocionales, pasionales, inestables e insatisfechos, puede que aumente la cantidad de genes que dejamos a las generaciones futuras.

Sea como fuere, Homo sapiens farda por ser racional, pero desconfía de quien lo es demasiado. Alardea su lógica, pero vive en la incoherencia. Se vanagloria de su inteligencia, sin que esta capacidad logre garantizar su felicidad. Tenemos un poder de proyección increíble que, entre recuerdos y previsiones, entre imágenes y palabras, nos han llevado al abrumador éxito reproductivo de 8 mil millones de grandes simios. Un éxito asombroso para un primate, y que debe a su inigualable complejidad tecnológica y social. Pero el precio de este superpoder se llama sufrimiento: ansiedad, miedos, rencores, incertidumbres, anhelos compulsivos, deseos obsesivos, la capacidad de imaginar que las cosas siempre pueden ser peor de lo que son. O mejor.

Esta proyección genera una historia, y un protagonista, el ego, que continuamente compara lo que es con todas las versiones de lo que podría ser. El resultado es una sed insaciable, un estado continuo de inflamación psicológica, más o menos dañina, pero nunca agradable, y nunca útil al momento de defender el valor de una vida plena y feliz, frente a los impulsos de los programas evolutivos. La consecuente degradación de la calidad de la vida en algunos casos pasa un umbral clínico, que precisa atención. Pero en la mayoría de los casos este malestar ontológico se queda a un nivel tolerable, aunque crítico. Y, por ende, se tolera, a pesar de que esto lleve a malvivir la única vida que tenemos. Conocer los limites evolutivos es el primer paso para decidir si acatar las reglas, o si buscar una alternativa.

En esta charla con Emiliano Bruner hablamos de La Maldición del Hombre Mono, su último libro, que integra salud mental, crecimiento personal y meditación en una perspectiva evolutiva, proponiendo un camino de desarrollo individual y colectivo que se mueve entre antropología y ciencias cognitivas.

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