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Imagine
que su empresa organiza un programa para la reducción del estrés de dos
días en el que requieren su asistencia. Las circunstancias obligan a
que se desarrolle online y cuando llega el momento de la conexión decide
no encender la cámara. Con esta introducción,
Montse Mateos, en el diario Económico Expansión, abría su tema
"La salud mental, un tabú que le viene grande a las empresas",
a raíz de la conversación que tuvo con Gustavo G. Diez, investigador y
director de Nirakara Lab, y otros expertos. Como él reveló: "Sólo
entre un 10% o un 15% de las personas que participa en esta formación
abre las cámaras", mientras reconoce que existe un tabú claramente
cuando se trata de la salud mental. Explica que el hecho de que la gente
se 'esconda' es un síntoma claro: "En las empresas la claridad mental
está asociada a los resultados de trabajo, y si una persona declara que
ha pedido ayuda, es un signo de debilidad. La causa es la supervivencia
en un entorno en el que la competitividad rige las relaciones entre los
compañeros, por eso se oculta. La causa no es la salud mental, sino el
temor".
Diez explica en Expansión que existe un problema estructural en las grandes organizaciones: "No hay un mecanismo ágil para tener un plan de prevención a largo plazo sostenible y con evidencia. Por un lado, está el departamento de prevención de riesgos laborales que hace su trabajo generando estadísticas de clima, burn out,
riesgos psicosociales... y lo hace aplicando los mecanismos que utiliza
todo el mundo: las encuestas. Pero no tiene la capacidad de proponer
ningún tipo de formación e intervención". En su opinión, esta área
elabora un informe y lo pasa a distintos departamentos e ignora si la
coordinación entre los mismo es eficaz.
También
menciona a los servicios médicos que, desde su punto de vista, carecen
de la formación que les permite dar consejos a la gente para que no
desarrolle el burn out o la ansiedad afectiva: "Tienen una
formación clínica cuando la persona tiene un cuadro clínico". Tampoco
cree que los departamentos de formación, "pensados para el desarrollo
del talento", estén preparados para acometer problemas de salud mental.
Según Diez, hay un gap en lo que se refiere a la estructura empresarial
que podría dar soporte a esta necesidad.
"La
mejor medicina para acabar con el tabú de la salud mental es dejar el
pudor a un lado. Son los trabajadores y, sobre todo, los jefes, los
principales actores que pueden evitar males mayores", avanza la
periodista. "Es un problema sistémico, por lo que los actores tienen que
ser los trabajadores", afirma Diez. Por otra parte, insiste en los estilos de liderazgo, "uno de los grandes nodos que si se toca habría una mejoría extraordinaria.
Gran parte de los problemas mentales que hay en las organizaciones son
los estilos de liderazgo". No obstante, considera que a menudo los jefes
no están formados para lidiar en estas batallas, "no está dentro de sus
competencias". Insiste en que no hay un organismo claro para tratar
estos problemas.
El
Gobierno daba luz verde a la nueva estrategia de salud mental 2022 /26
en un intento de situar a la salud mental en el centro de las políticas
sanitarias. Tras la celebración del Consejo de Ministros del pasado 3 de
diciembre, Carolina Darias, ministra de Sanidad, justificó este plan
"porque sin salud mental, no hay salud". E hizo referencia a la
necesidad, especialmente en este tiempo, de que "visibilicemos su
existencia, rompamos silencios y actuemos", informa en este reportaje
Expansión.
Aunque
los expertos no cuestionan la importancia de legislar en esta materia,
echan en falta la puesta en marcha de medidas eficaces en materia de
salud mental. Según Diez hay una falacia fantástica, "es como creer que
con una normativa un sistema complejo cambia. Hay que bajar a la
realidad. Hay un problema de salud mental y no existe un sistema adecuado en las empresas para cubrirlo".