Jun 21 / Gustavo Diez

¿Cómo afecta la falta de sueño al Cerebro Emocional y al Bienestar Psicológico?

¿La mejor terapia? Dormir

Seguramente, todos hemos vivido la experiencia de cómo cambia nuestro estado de ánimo tras una noche de mal sueño. También tenemos la experiencia de cómo afecta a los niños. Una mala noche de sueño equivale a mal humor y reactividad emocional al día siguiente. Pero, exactamente, ¿cómo afecta la falta de sueño a nuestro cerebro emocional y, como consecuencia, a nuestro bienestar psicológico? 

Amígdala y sueño: regulación emocional

Hace algunos años, el equipo de Matthew Walker realizó un estudio para entender mejor la relación entre la falta de sueño y el estado de ánimo. Tomaron un grupo de adultos saludables y les dieron una noche completa de sueño, mientras que a otros los privaron de sueño. Luego, les hicieron en una resonancia magnética cerebral y decidieron enfocarse en una área particular del cerebro: un centro emocional de procesamiento de las emociones, que llamamos amígdala. La amígdala es una de las regiones centrales para la generación de reacciones emocionales fuertes e impulsivas, incluidas las reacciones de miedo o agresión.

La amígdala es una estructura cerebral en forma de almendra situada en lo profundo del lóbulo temporal. Desempeña un papel crucial en el procesamiento y regulación de las emociones, especialmente aquellas relacionadas con el miedo y respuesta al estrés. Además de su papel en la respuesta emocional, la amígdala está involucrada en la formación y almacenamiento de recuerdos emocionales. Funciona como un centro de alerta, evaluando las situaciones y determinando si representan una amenaza, lo que desencadena respuestas automáticas e inmediatas para proteger al individuo.

La amígdala de las personas que habían tenido una noche completa de sueño estaba, por así decir, controlada y regulada. No es que no hubiera reactividad, pero la respuesta estaba regulada. Sin embargo, en las personas privadas de sueño, la amígdala se volvió hiperreactiva, siendo casi un 60% más sensible (bajo condiciones de falta de sueño). Pero, ¿por qué este centro emocional era tan errático y sensible sin sueño? Descubrieron que había otra parte del cerebro involucrada: la corteza prefrontal, situada directamente sobre los ojos. Esta región es el centro ejecutivo del cerebro, responsable de tomar decisiones de alto nivel y controlar reacciones. De hecho, una de sus funciones es regular la actividad de la amígdala.

En las personas con una noche completa de sueño, había una fuerte vía de comunicación entre la corteza prefrontal y la amígdala, permitiendo así su regulación. Pero en aquellas privadas de sueño, esa conexión esencialmente se había cortado. Así que, sin sueño, tenemos más activación emocional y menos regulación. No es de extrañar que en los últimos años se hayan encontrado relaciones significativas entre la interrupción del sueño y trastornos como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y, más recientemente y de manera trágica, el suicidio. De hecho, parece que no hay una sola condición psiquiátrica importante en la que el sueño sea normal.

El sueño tiene una historia profunda que contar tanto en nuestra comprensión, nuestro tratamiento y en la prevención de graves enfermedades mentales.

La importancia del sueño en el cerebro adolescente


La adolescencia es un periodo en el que las personas tienen un mayor riesgo de sufrir privación de sueño, principalmente debido a un cambio en el ritmo circadiano. Los adolescentes tienden a acostarse tarde y levantarse tarde, un hecho que se confronta con los horarios tempranos de inicio escolar. Esta combinación puede aumentar el riesgo de problemas de salud mental en estas edades. Un metanálisis del 2022, llegaba a la conclusión que retrasar el comienzo del horario escolar en adolescentes generaba buenos resultados en el desarrollo general de los adolescentes, incluyendo una mayor duración del sueño y un mejor estado de ánimo.

La adolescencia también es un periodo de continuo desarrollo cerebral, con la maduración de la materia blanca en las regiones frontales del cerebro que continúa hasta los veintitantos años. El desarrollo de la materia blanca implica la mielinización de los axones que conectan las áreas de materia gris, siendo crucial para la velocidad y eficiencia de la comunicación neuronal. Los estudios han demostrado que se necesita un sueño suficiente para que la mielinización ocurra.

El fascículo unciforme (UF) es uno de los últimos tractos de materia blanca en mielinizarse. Este tracto conecta la amígdala en el sistema límbico con las cortezas orbitofrontal (OFC) y prefrontal medial (mPFC). Como decíamos antes, la conectividad entre la amígdala y la OFC es crucial para la capacidad de un individuo de ejercer control ejecutivo sobre las respuestas emocionales automáticas basadas en la amígdala ante experiencias percibidas como amenazantes.

La norepinefrina, el sueño REM y su relación con el trastorno de estrés postraumático (TEPT)

Un modelo reciente propone que la falta de sueño afecta la capacidad del cuerpo para regular adecuadamente la norepinefrina, una sustancia química del cerebro que juega un papel crucial en la respuesta al estrés. Durante el sueño REM, la fase donde normalmente ocurren las experiencias oníricas con más riqueza, normalmente se reduce la cantidad de norepinefrina en el cerebro. Esta reducción es importante para "restablecer" el sistema y prepararlo para el día siguiente.

Cuando una persona no duerme lo suficiente, si especialmente no tiene suficiente sueño REM, esta reducción no ocurre correctamente. Como resultado, los niveles de norepinefrina se mantienen altos, lo que puede llevar a una mayor respuesta emocional y dificultad para manejar el estrés. Esto es particularmente relevante en el caso del trastorno de estrés postraumático (TEPT), donde se observan interrupciones en el sueño y altos niveles de excitación nocturna.

En el TEPT, los pacientes experimentan una disminución en la cantidad total de sueño y en la duración del sueño REM. Además, tienen una mayor actividad cerebral durante el sueño REM, lo que se asocia con una mayor excitación. Esta combinación de factores puede crear un ciclo vicioso donde la falta de sueño adecuado aumenta los niveles de norepinefrina, lo que a su vez dificulta aún más el dormir bien.

La privación selectiva de sueño REM a personas sanas (en laboratorio), genera síntomas parecidos al trastorno de estrés postraumático.
Esto significa que se vuelven más sensibles a ciertos estímulos que antes no les afectaban y tienen más dificultades para distinguir entre situaciones peligrosas y seguras. En cambio, cuando las personas tienen suficiente sueño REM, son mejores para diferenciar entre amenazas reales y falsas alarmas, lo que indica una mejor respuesta emocional.

El Sueño REM: un terapeuta nocturno

Por último comparto contigo algo fascinante. Se está descubriendo que el sueño REM actúa como un bálsamo nocturno que suaviza, o procesa los recuerdos que están cargados de emociones. Es casi como si el sueño desacoplara la emoción del recuerdo, permitiéndonos despertar al día siguiente con una percepción más tranquila de esas experiencias. En otras palabras, no es solo el paso del tiempo lo que cura las heridas emocionales, sino el tiempo que pasamos en la fase REM lo que proporciona esta recuperación emocional. El sueño REM es un gran terapeuta que actúa todas las noches.

Procesar emociones y, especialmente distinguir entre peligro y seguridad, es crucial para la supervivencia. Las emociones negativas excesivas, como las reacciones de miedo y la ansiedad, pueden llevar a trastornos indeseables. En Europa, aproximadamente el 15% de la población sufre de ansiedad persistente y enfermedades mentales graves. El grupo de investigación de Adamantidis ha proporcionado nuevas perspectivas sobre cómo el cerebro refuerza las emociones positivas y debilita las emociones negativas durante el sueño REM, un estudio publicado en la revista Science.

Así se desarrolló el estudio


Los investigadores, primero, condicionaron a ratones para que pudieran reconocer estímulos auditivos que asociados con seguridad (sonidos no amenazantes) y con peligro (sonidos aversivos). Esto se logró exponiendo a los ratones a estos sonidos y observando sus reacciones para asegurarse de que asociaran correctamente los estímulos con seguridad o peligro.

Una vez que los ratones aprendieron a diferenciar entre estos estímulos, los científicos registraron la actividad de las neuronas en sus cerebros durante los ciclos de sueño y vigilia. Esto les permitió mapear las diferentes áreas de las células neuronales y observar cómo se transforman las memorias emocionales durante el sueño REM.

Las neuronas tienen un cuerpo celular llamado soma, que recibe información a través de las dendritas (estructuras que actúan como entradas) y envía señales a otras neuronas a través de los axones (estructuras que actúan como salidas). Los resultados del estudio mostraron que, durante el sueño REM, los somas de las células neuronales permanecen en silencio (inactivos) mientras que sus dendritas están activas. Este fenómeno se conoce como desacoplamiento somatodendrítico, donde las dos partes de la neurona funcionan de manera independiente.

Y es precisamente la fuerte actividad de las dendritas durante el sueño REM la que permite al cerebro codificar y procesar las emociones relacionadas con el peligro y la seguridad. Al mismo tiempo, la inactividad del soma impide que estas señales se transmitan a otras partes del cerebro, bloqueando así cualquier reacción excesiva a estas emociones. En otras palabras, el cerebro utiliza este mecanismo para discriminar de manera eficiente entre estímulos seguros y peligrosos sin reaccionar de forma exagerada a las emociones, especialmente las de peligro.

Este desacoplamiento es crucial porque ayuda a mantener el equilibrio emocional y a evitar respuestas excesivas que podrían llevar a condiciones de ansiedad. En el contexto de la supervivencia, esta capacidad de procesar y distinguir entre diferentes tipos de amenazas y seguridades es vital para el bienestar del organismo.

La ciencia ha dejado claro que el sueño, especialmente el sueño REM, es crucial para la regulación emocional y la salud mental. Proteger y priorizar nuestro sueño no solo mejora nuestro estado de ánimo y capacidad de respuesta al estrés, sino que también actúa como un factor preventivo esencial contra trastornos mentales graves. Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad fundamental para nuestro bienestar psicológico.

Lo que no me cabe duda es que aumentar la calidad de las fases de sueño representará un eje fundamental en las terapias en salud mental del futuro.
Referencias
  1. Yoo, S.-S., Gujar, N., Hu, P., Jolesz, F. A., & Walker, M. P. (2007). The human emotional brain without sleep—A prefrontal amygdala disconnect. Current Biology, 17(20), R877–R878. https://doi.org/10.1016/j.cub.2007.08.007 
  2. Yip, T., Wang, Y., Xie, M., Ip, P. S., Fowle, J., & Buckhalt, J. (2022). School Start Times, Sleep, and Youth Outcomes: A Meta-analysis. Pediatrics, 149(6), e2021054068.  https://doi.org/10.1542/peds.2021-054068 
  3. Krause, A. J., Simon, E. B., Mander, B. A., Greer, S. M., Saletin, J. M., Goldstein-Piekarski, A. N., & Walker, M. P. (2017). The sleep-deprived human brain. Nature Reviews Neuroscience, 18(7), 404–418. https://doi.org/10.1038/nrn.2017.55 
  4. Aime, M., Calcini, N., Borsa, M., Campelo, T., Rusterholz, T., Sattin, A., Fellin, T., & Adamantidis, A. (2022). Paradoxical somatodendritic decoupling supports cortical plasticity during REM sleep. Science, 376(6594), 724–730. https://doi.org/10.1126/science.abk2734 

Escrito por Gustavo Diez

 Fundador y director de Nirakara 
Físico Teórico (UAM). Máster en Neurociencia (UAB). Máster en Inteligencia Artificial (UPM). TDI en el Centro de Mindfulness de la Universidad de Massachusetts. Investigador y profesor de Intervenciones basadas en Mindfulness y estilo de vida.

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